Torah

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Objetivos

El objetivo de Emunah es compartir pensamientos y vivencias relaciónandolos con los preceptos toraicos porque los consideramos vigentes en cualquier tiempo y espacio. Emunah est,a abierta a todos, sean o no sean judíos, sean o no sean practicantes.

La palabra Emunah es hebrea. Designa la confianza total, absoluta en la Bondad Divina y en la capacidad del ser humano para integrarse a este flujo de Bondad y participar en su expresión para mayor gloria del Eterno y de su Creación.

martes, 3 de marzo de 2009

Parashah Terumah: Las Ofrendas

Las Ofrendas
B”H
Parashah Terumah
Sábado 28 de Febrero de 2009, que es 4 de Adar del año 5769 de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu
De Malcah

Es la “Terumah” una parte de sus posesiones que una persona separa del resto para ofrendarla al Eterno. En hebreo, este nombre deriva del verbo “taram" que significa “ofrendar, dar, regalar” y, por extensión, “separar”, lo cual es lógico, porque al destinar a regalo o a ofrenda una parte de las posesiones propias, se la separa del resto. La Torah, sin embargo, no emplea este término en su sentido prosaico, sino que lo refiere a la ofrenda que Se Le hace al Señor y que debe ser fruto de la un impulso del corazón. Se está hablando de ofrendas santas, cualquier carencia de entusiasmo en su elección y entrega las profanaría. El protagonista principal del regalo es el corazón. Hashem no acepta nada que se le entregue a regañadientes o, simplemente, con indiferencia. El no es un recaudador de impuestos. Está pidiendo los materiales con los que se ha de construir Su Santuario. Quiere que sean muy hermosos y lujosos, sin que nada empañe su pureza. En suma, tienen que ser alegre don del amor, o sea del corazón, porque las vibraciones del órgano vital son el lazo del ser humano con su Creador. Lo hemos dicho muchas veces, pero creo útil repetirlo para que no se nos pierda de vista: La relación que el Eterno mantiene con Su pueblo y, probablemente, con toda Su Creación, es pasional, lo cual invalida la tan traída y llevada objetividad de quienes pretenden fundamentar en la sola razón su relación con lo existente. La objetividad es estática, desconoce el pálpito, mientras que la religión es dinámica, es una trayectoria que une al hombre con Hashem y vice versa .La misma sílaba “El” que significa, precisamente, “Dios”, se traduce también por “hacia”. La inmovilidad no existe en la consciencia, como tampoco existe en el cosmos y los positivistas tienen que reconocer el papel de la orientación en todos los aspectos de la realidad. Esta constatación anula su postulado básico que es la no intencionalidad de la existencia.
El papel del amor es, pues, absolutamente fundamental para Hashem, Que no admite la indiferencia. La palabra “objetividad” viene de “objeto”, término que, en Latín, comparte raíz con “óbito” que significa “defunción”, o sea, que indica el cuerpo humano ya muerto, ya convertido en un objeto.
Creo superfluo precisar que la objetividad a la cual se alude en este escrito, no es la ecuanimidad en los juicios, es decir la ausencia de prejuicio o idea preconcebida, sino el abuso del raciocino, que conduce a la idolización de las limitaciones impuestas a la propia conciencia por miedo al poder de la afectividad arrebatadora. Decía una escritora célebre, hablando de la muerte de su amante de toda la vida: “Nada nos volverá nunca a juntar”. En cambio, los que amamos a Hashem, sabemos que el amante difunto está en Su Seno y que la separación es una mera apariencia, porque, la comunicación no se puede interrumpir. El amor es origen del pálpito cordial. Nada, absolutamente nada puede ponerle un término. Cuando el corazón orgánico deja de latir, el alma se eleva al Cielo, llevándose los efluvios sentimentales que le confieren la capacidad de amar y, por lo tanto de buscar lo mejor, lo más hermoso, lo más lujoso para los seres queridos. Pero el aspecto material de esta apasionada entrega, descrito con sumo refinamiento artístico en nuestra parashah, no es más que el símbolo de la inagotable riqueza del corazón, pudiendo ésta manifestarse de la manera más humilde. Lo que se nos dice en “Terumah” es que los dones del corazón son asimilables a las riquezas de mayor magnificencia.
Desde luego, toda persona cuerda hace la misma valoración que el Todopoderoso en lo referido a los regalos ¿A Quién no le conmueve más el humilde regalo de los vecinos pobres que, desde lo más hondo del alma le desean felices fiestas que el suntuoso (y, casi siempre pretencioso) “detalle” de la empresa por la que trabaja? Es un regalo hecho con el corazón. No describiremos aquí la profunda emoción que nos embarga, cuando descubrimos que alguien de modestos medios financieros ha buscado para regalárnoslo un objeto, una prenda de vestir o cualquier otra cosa, de excelente gusto que le ha costado una fortuna con la que se ha propuesto expresarnos su profundísimo cariño. Me ha ocurrido hace poco. Un hombre a quien quiero como a un hijo me regaló una espléndida estola. Sólo me la he puesto dos veces, pero siempre la veo al abrir mi armario y cuando la veo y la toco, me invade la simjah (la alegría).
¡Bendito Sea Hashem por habernos enseñado a valorar las dádivas que provienen del corazón!

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