La Vida Colectiva
B”H
Parashah Vayaqhel
Sábado 21 de Marzo de 2009, que es 25 de Adar del año 5769 de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu
De Malcah
Este año, las dos parashiot Vayaqhel y Pekudé se van a leer durante el mismo oficio mañanero del sábado que viene, porque así nos lo exige nuestro complicado, pero muy exacto calendario cuando el mes de Adar no se duplica. Creo inútil explayarme sobre estas particularidades de nuestro almanaque, porque las personas interesadas encontrarán explicaciones detalladas en Internet. Nos limitaremos, pues, a recordar que, si no se duplica el mes, es preciso duplicar la parashah en algunas fechas.
En la primera de estas dos parashiot, encontramos una repetición de las instrucciones que Moshé ha impartido a los Hijos de Israel sobre la construcción del Tabernáculo. En una aproximación superficial, semejante repetición puede parecer ociosa, pero una reflexión seria nos mostrará que hay varias razones para concederle gran importancia, siendo la primera el afán de dejar impregnada de su trascendencia la mente de un pueblo cuya identidad espiritual depende de la asimilación de todo el simbolismo contenido en la construcción del Tabernáculo. También sirve la repetición de los mandatos para alcanzar a los israelitas que, eventualmente, por ausencia involuntaria, no hayan oído a primera lectura. Todo lo cual no obsta para que el israelita proceda a la lectura individual del texto. No se trata de esto sino de mantener activa la alegría de pertenecer a la colectividad. La lectura de la Torah es una declaración de amor, un flujo que, por el canal del corazón, nos une al Creador que tanto nos ama. Nuestra muerte individual no interrumpirá esta corriente, porque La Torah está destinada a ser leída, estudiada y memorizada de generación en generación. La repetición minuciosa de la lista de todos los utensilios y materiales que presiden esta construcción, llevada a cabo por un hombre santo, de la tribu de Yehudah, llamado Bezaleel , serán interiorizadas en la mente del pueblo, estructurándola religiosamente al transformarse en símbolos. Al fin y al cabo, la construcción del Tabernáculo es la elaboración de la morada del alma para la Presencia Divina.
Moshé insiste e insiste y repite y reitera sus indicaciones y recomendaciones, de modo que Israel, al leer la Torah a lo largo del año, se impregnará del texto y de su significado el cual, conviene repetirlo, es colectivo. La Torah no está destinada a un individuo, ni a una familia, sino a un pueblo entero, pero no a un pueblo concebido en abstracto, sino a un pueblo real, compuesto por individuos conscientes de su ubicación y de su misión en su seno. De ahí la importancia dada a la enumeración de los distintos oficios ejercidos por los hebreos. Toda la colectividad está implicada en la preparación del Santo Servicio. No sobra nadie, ni falta nadie en la realización de la obra colectiva y cada uno sabe que su propia pericia redunda en beneficio del conjunto social con quien comparte valores, creencias, esperanza y voluntad de perpetuarse.
El artesano especialmente dotado por el Eterno para dirigir “los trabajos en lo concerniente a la obra para el servicio del Santuario” se llamaba Bezaleel y era hijo de Jur, de la tribu de Yehudah. Con la ayuda de Aholiab, de la tribu de Dan, se encargó de la confección de todos los materiales necesarios para esta sagrada labor.
Creo que merece la pena resaltar aquí la presencia de la tribu de Dan en la ayuda a Bezaleel, cuando se está llevando a cabo la realización del cometido más trascendental, no sólo del Exodo, sino de toda la historia de Israel. Lo digo porque me consta que algunas mentes especialmente perspicaces tienen en poco a la tribu de Dan porque era la que cerraba la marcha cuando el pueblo se ponía en movimiento. Incluso llegan a afirmar que la Nube Divina no la cubría. No creo que semejante discriminación por parte del Todopoderoso venga señalada en la Torah, así que me parece razonable darla por inexistente. Dan cubría la retaguardia, cosa que todos los militares suelen considerar vital para la seguridad del ejército. Hay motivos para preguntarse a qué general se le ocurriría confiar esta misión a un ser medio desligado del servicio común. Tratándose de Israel, desde luego la pregunta es aun más asombrosa. ¿Dejaría, acaso el Eterno a una criatura suya más o menos postergada? Repitámoslo: La Torah no dice nada de esto. Dan forma parte de la colectividad de Israel, sin restricción alguna.
Bezaleel y Aholiab van a elegir entre los varones de Israel a los más dotados para ayudarlos en su trabajo. A primera vista, esta mención de que hay varones más dotados que otros para llevar a cabo una tarea santa, puede parecer, por un lado, muy natural y, por otro, afirmación de que los mas dotados valen más que los menos dotados.
Pues no. Esto no significa, en absoluto, que ellos valgan a los Ojos del Todopoderoso, más que los infelices, ineptos para semejante tarea. Ningún israelita vale más que otro en el Corazón del Eterno. En la comunidad hebraica, el inepto tiene tanta importancia como el más apto. Paga su medio shekel, como todo el mundo y tiene un papel tan relevante como el mismo Bezaleel. Una reflexión objetiva, por somera que sea, nos demostrará que La persona inepta para algunas actividades de la vida cotidiana o del quehacer social es el ser que obliga a los demás a valorar sus propias capacidades y agradecer al Señor el habérselas concedido. Por otro lado, el inepto refleja los fallos colectivos. En una sociedad perfecta, no hay ineptos. Dicho de otro modo, el inepto es un espejo de las insuficiencias colectivas. Muy a menudo, el lector de la Torah se pregunta por qué la enfermedad mental no viene señalada y categorizada en ella. La respuesta es inmediata: porque en una sociedad respetuosa de la Torah, la enfermedad mental no se produce. Sólo nacen seres con disposición al desequilibrio mental o afectivo en una sociedad impura, son un grito de alarma. No es casual que la más graves de cuantas enfermedades mentales que se pueden diagnosticar, es decir la esquizofrenia, se manifieste en la adolescencia, o sea, cuando el joven, o la joven, ya son, respectivamente, “bar mitzvah” o “bat mitzvah”, momento que indica la mayoría d edad religiosa. Es entonces cuando el, o la, adolescente, advierte las contradicciones de una sociedad que incumple sus propias enseñanzas. A los Ojos del Eterno, este joven, o esta joven, ya es responsable de su comportamiento individual y será premiado o castigado por él con toda justicia. Ya es un adulto responsable, no sólo de su propia conducta, sino de la conducta de toda la colectividad que le acaba de reconocer el estatus de adulto y de la cual nadie le puede disociar.
Israel es una unidad, el Eterno siempre se lo recuerda, entre otras cosas, al hablarle en singular: No suele decir:”Israelitas, haréis esto u lo otro” sino “Israel, haz esto u lo otro”. Como el Eterno, su Creador, Es Uno, Israel ha de ser Uno. Dentro de Israel, las particularidades individuales son aspectos del alma colectiva. Israel es una colectividad y su vida es colectiva. No tendría ningún sentido el caso contrario. Ninguna ley, en ninguna civilización, se promulga para un individuo aislado. Este extraño Robinson no compartiría nada con nadie y podría perpetuarse. Una ley le sería totalmente inútil.
La Torah garantiza y ordena nuestra vida colectiva. ¡Bendito Sea Hashem Que nos la dictó!
Queridos Amigos, a partir de ahora, ya no recibiréis comentario mío a la parashah semanal o a las fiestas religiosas, excepto en contadas ocasiones. Tomo esta decisión por razones personales y os ruego que no veáis en ella ninguna forma de enfado o de animadversión. Os tengo el mismo cariño de siempre y os estoy infinitamente agradecida por vuestra atención, vuestra amistad y todo el afecto que me venid demostrando desde que nos conocemos. Lo que ocurre es que mi salud se ha deteriorado bastante y no puedo seguir trabajando durante horas con el ordenador, pero seguiremos en relación. Espero poder escribir algunos textos, de todas formas. Pido a mi generosísimo amigo, el hombre entrañable que me ha enseñado a utilizar el ordenador y está al cuidado de mis dos Blogs que se siga encargando como siempre. Ya os digo que tengo la esperanza de seguir escribiendo. El único problema que me lo podría impedir sería la falta de dinero para pagar la cuota de Internet que me exige Vodaphone. Pido al Eterno que me ayude a seguir y creo firmemente que El lo hará.
Os ruego que comprendáis mi preocupación por el dinero. Dispongo de menos de 700 Euros al mes para que vivamos mi hijo y yo. No puedo pagarle al pobre infeliz el arreglo que su violonchelo necesita después de que los cambios de presión atmosférica lo hayan dañado. No puedo costearle los cuidados que necesitan sus diente, ni, a mí, una dentadura. Los alumnos que venían a casa, ya huyen, espantados por la crisis: Ya sabéis que las crisis económicas tienen por objeto favorecer a los ricos y perjudicar a los pobres. Os quiero, os quiero muchísimo y con absoluta sinceridad. A mi gran amigo de quien os venía hablando y que es también el vuestro, deseo todo lo mejor. Pido a Hashem que le bendiga como a todos vosotros y que sigamos en contacto. Os quiero mucho. Todo es luz, todo es simjah: Baruj Ha Shem. Lo nuestro es una colectividad. Shalom. Malcah.
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