Torah

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Objetivos

El objetivo de Emunah es compartir pensamientos y vivencias relaciónandolos con los preceptos toraicos porque los consideramos vigentes en cualquier tiempo y espacio. Emunah est,a abierta a todos, sean o no sean judíos, sean o no sean practicantes.

La palabra Emunah es hebrea. Designa la confianza total, absoluta en la Bondad Divina y en la capacidad del ser humano para integrarse a este flujo de Bondad y participar en su expresión para mayor gloria del Eterno y de su Creación.

domingo, 8 de febrero de 2009

Parashah Vaerá: El Descreído

El Descreído
B”H
Parashah Vaerá
De Malcah
Sábado 24 de Enero de 2009, que es el 28 de Tevet del año 5769 de la Creación del Mundo Por Haqadosh Baruj Hu

Cuando El Eterno encomienda a Moshé la misión de sacar a los Israelitas de Egipto, empieza por revelarle Su Santo Nombre, precisando que este Secreto no lo han conocido ni lo tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob. Con toda evidencia quiere que el profeta, el nabí, a quien va a encomendar la trascendental misión de sacar al Pueblo Elegido del cautiverio egipcio para conducirlo hasta Canaán, la Tierra Prometida, se sienta perfectamente seguro de que sus labios no profieren sino la Voluntad del Elohim. Moshé deberá estar lleno de entusiasmo, es decir estar literalmente poseído por el Todopoderoso. El conocimiento del Tetragrama y Su invocación le proporcionarán de continuo esta exaltación, a la vez espiritual, mental y afectiva que le permitirá vencer todos los obstáculos, porque ya no será un simple ser humano, sino el órgano de la Verdad Revelada
El conocimiento del Tetragrama inculca en el alma de Moshé la certeza de que todos sus actos tienen un significado, no sólo para él, lo cual sería una futilidad en un asunto religioso, sino para todo el pueblo al que deberá rescatar de la esclavitud. La libertad es asunto santo. El guía encargado de conducir hacia ella una colectividad sobrecogida y bastante recelosa, ha de ser un inspirado, insensible a los caprichos, las mañas y los ardides de sus adversarios. Esta colectividad son los israelitas, el pueblo hebreo sometido por los egipcios a una durísima servidumbre, mantiene una esperanza difusa, pero inextinguible, en el Eterno Que le ha prometido la liberación y el disfrute de una patria propia, aunque esto le parece más un hermoso sueño que se realizará en un futuro lejano que una expectativa razonable en el presente. De momento, le parece una quimera a no tener en cuenta en la vida cotidiana. Sin embargo, se irá poco a poco conmoviendo al comprobar que Moshé no le tiene ningún miedo al Faraón, ante quien se presenta, en repetidas ocasiones para reiterar su exigencia: que libere a los israelitas para que vayan a rezar al desierto. Desde luego, se cuida mucho de andarle contando que piensa sacarlos de Egipto, pero el monarca, que de engaños entiende, se lo imagina y le poner todos los obstáculos posibles, prohibiéndole que vayan las mujeres y los niños. La toma de rehenes no le parece una bajeza indigna de una testa coronada. Ahora, nos detendremos en analizar este comportamiento asombroso por parte de alguien que es heredero y sucesor de hombres sabios, conocidos por sus altos valores morales, pero, antes, hemos de insistir sobre un punto de gran importancia en las relaciones entre Moshé y su interlocutor.
Como yo sabemos, Moshé gozará en su comunicación, tanto con los Bnei -Israel, a menudo reacios a abandonar su rutina para lanzarse a una aventura que les asusta, como con el Faraón, dueño de Egipto y soberano más poderoso de la época, con la colaboración de su hermano Aharon que pronuncia en su lugar, con irreprochable elocución, las `palabras que él tartamudea.
Del Faraón a quien Moshé debe arrancar la liberación de los israelitas y que, por lo tanto, va a ser una pieza clave en la historia de nuestro pueblo, es de quien hemos de hablar ahora, porque es una figura que representa exactamente lo opuesto de nuestro profeta.
Sea cual sea su nombre, Ramsés o cualquier otro, no nos importa, porque la Torah no menciona su identidad. Es Faraón, el rey de Egipto. Domina el mayor imperio de la época y está rodeado de una corte tan aduladora como numerosa, de un aparato administrativo muy eficaz y de magos mañosos y parlanchines, que le deslumbran con sus artimañas y le cuentan lo que quiere oír: Los paga él ¡no van a contrariarle! También dispone de excelentes científicos que diseñan tumbas gigantescas cuya geometría rinde pleitesía a las medidas cósmicas y que son construidas por el dolor de los esclavos. A los hebreos, les toca fabricar los ladrillos para la edificación de estas tumbas colosales que son las pirámides y cuyas medidas están calculadas en función de la distancia que las separa del sol y por las cuales Faraón siente un apasionado apego. Mientras Moshé actúa movido por el fuego interior de la fe en el Todopoderoso que le inspira, Faraón vuelca sus ansias de eternidad en la relación con un astro, un objeto que, al fin y al cabo, puede desaparecer del día a la mañana y con el que es imposible comunicarse con el corazón. Moshé nunca utiliza la fuerza.
Faraón es materialista. No cree en sus dioses. Nunca los invoca cuando está en la zozobra, suplica la indulgencia de Moshé a quien trata entonces con suma veneración, pero cuando se le pasa el susto, vuelve a su arrogancia: Es alguien versátil e inconsistente. Por esto es muy peligroso. Su maldad y su versatilidad van a permitir que Moshé se configure a los ojos de los egipcios como el auténtico detentor del poder. Nos lo dice el texto: Moshé era grande a los ojos de los egipcios. Cuanto más duraba el proceso que culminaría con la liberación de los Bnei-Israel, más aumentaba el prestigio de nuestro nabí que se convirtió en el amo espiritual de Egipto. Esto hizo posible la huída de los hebreos, que no se hubiera podido llevar a cabo sin la simpatía del pueblo huésped.
Nuestro gran Nabí , a cada plaga que asolaba Egipto se hacía más grande a los ojos de un pueblo que constataba a diario que la fuerza espiritual es mayor que la de los ejércitos, de la administración y de un monarca caprichoso, cuyos consejeros, preocupados por el estado de la economía, acaban censurando.
Es esta una de la mayores lecciones del enfrentamiento entra el guía espiritual, que no dispone de la fuerza militar, ni de ninguna administración, pero cuyo poder reside en el carisma y la confianza en el Eterno que le dice, a cada momento: “No temas, Yo endurezco del corazón de Faraón”: Este último, que tan independiente se cree, está sometido a la Sublime Voluntad de Quien Es el Creador de todo lo existente, cosmos incluido.
¡Bendito Sea para siempre jamás, Hashem que nos legó el relato del Exodo!

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