Torah

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Objetivos

El objetivo de Emunah es compartir pensamientos y vivencias relaciónandolos con los preceptos toraicos porque los consideramos vigentes en cualquier tiempo y espacio. Emunah est,a abierta a todos, sean o no sean judíos, sean o no sean practicantes.

La palabra Emunah es hebrea. Designa la confianza total, absoluta en la Bondad Divina y en la capacidad del ser humano para integrarse a este flujo de Bondad y participar en su expresión para mayor gloria del Eterno y de su Creación.

viernes, 3 de octubre de 2008

Parashah Vayelej – La Transmisión del Poder

Parashah Vayelej – La Transmisión del Poder
B”H
Sábado 4 de Octubre de 2008, que es 5 de Tishrí del año 5769 de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu.
De Malcah

El título de la parashah que nos interesa hoy indica un movimiento de Moshé, puesto que la palabra “Vayelej” significa “fue”. Esta figura estilística que consiste en emplear el verbo “ir” para indicar la intención de hacer a alguien una comunicación verbal es ciertamente muy usual en todos los idiomas y se encuentra a menudo en la Torah. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, reviste un matiz especial, porque sabemos que Moshé ya está concluyendo el discurso con el que viene aleccionando Israel desde hace cuarenta años. El mismo dice: “Hoy cumplo ciento veinte años: Ya no puedo salir ni entrar”. Reconoce su natural debilidad física que, según veremos en los últimos versículos de “Devarim”, no había menguado la irradiación de su energía, pero, sí, le exigía el descanso. Es, pues un hombre que ya se va apartando de este mundo, el que hace un supremo esfuerzo para repetir una vez más al desobediente y muy amado pueblo, sus grandes advertencias. Y anunciarle que Josué le ha de suceder en el mando. El gran guía ya ha tomado distancia con los acontecimientos. En este sentido también se puede entender el “vayelej”. Está ya lejos de su vida terrenal, no puede ya ni salir ni entrar en ella y, probablemente, tampoco le importa, pero hace un último movimiento hacia Israel y es para hablar de las cosas que él ve y sabe, pero que no va a contemplar. Esta es la paradoja de todo el texto: Moshé se encuentra, a la vez, muy próximo al pueblo, y muy alejado de él. Le repite que Hashem siempre le protegerá, siempre y le dará la victoria sobre sus enemigos, pero también le advierte de que sus incontables rebeldías le atraerán terribles represalias divinas y que así será hasta el final de los tiempos. Es de suponer que, entonces, Israel alcanzará por fin la santidad y la expandirá por doquier.
De momento, lo importante es nombrar el sucesor que, a partir de ese momento asumirá el mando. Será Josué Ben Nun, aquel que, al volver de explorar la Tierra Prometida, se había atrevido junto con Kaleb, de la tribu de Yehudah, a contradecir a los diez enviados que desanimaban al pueblo, pretendiendo que conquistar Canaán era imposible. Josué era un hombre valiente, de buena fe, que confiaba en la palabra del Eterno. Por otra parte, sabemos que nunca se alejaba de la tienda de Moisés de cuya sabiduría se había impregnado a fondo. Era el hombre mejor preparado para asumir la responsabilidad de gobernar cuando Moshé desapareciese.
Lo interesante de la primera mención de Josué como sucesor y continuador de Moshé en esta parashah, es que se encuentra en el primer párrafo, donde Moshé recuerda a Israel que le dará la victoria sobre sus enemigos. El pueblo guiado por su nuevo jefe será vencedor. La investidura de Josué no puede ser más optimista ni llene de promesas.
Ahora, Moshé se dirige directamente a Josué y le vuelve a enunciar la verdad fundamental: “Hashem marchará contigo y no te abandonará. No temas, pues, ni te desanimes. ” La entronización de es solemne y, como es natural, tiene lugar en presencia de todo el pueblo. A continuación, Moshé escribe el texto completo de la Torah para que se guardara este documento en el Arca de la Alianza.
Veremos en la próxima parashah que, antes de morir, Moshé compuso un canto espléndido que entonó ante todos los Hijos de Israel y que nos queda como una de las joyas más hermosas de cuanto dijo.
De esta parashah, es importante señalar que la leeremos mañana, pocos días antes del Yom Kipur (Día de las expiaciones), que, este año, cae el 8 de Octubre. En estas fechas, tenemos la obligación de examinar nuestra conducta durante el año que acaba de transcurrir para lamentar los pecados que hemos cometido y pedir perdón por ellos. Creo que es importante mentalizarse de que, a menudo pecamos y nos hacemos acreedores a graves castigos, porque creemos que la práctica fiel de la Torah nos inflige privación de placeres. Y no es así. Los placeres que nos parecen tan atractivos son mucho menores que los propiciados por la Torah que nos garantiza una vida sana, en medio de una familia unida que legará a sus descendientes salud espiritual, mental y física. Cuando pecamos, estamos destruyendo el porvenir.
¡Pidamos por ello perdón al Todopoderoso Que siempre acepta la penitencia del arrepentido sincero y bendigamos-Le por Su Inmensa Misericordia!

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