Mensaje para Sucot
-B”H-
Jueves 16 de Octubre de 2008, que es 17 de tishrí del año 5769 de la Creación del Mundo por
Haqadosh Baruj Hu.
De Malcah
-B”H-
Jueves 16 de Octubre de 2008, que es 17 de tishrí del año 5769 de la Creación del Mundo por
Haqadosh Baruj Hu.
De Malcah
Como me imagino que todos sabéis ya, la fiesta de Sucot, es le fiesta de la Cabañas, o de las cabañuelas, regida por diversos versículos del capítulo 23 de Vayqra, o sea, Levítico. Es una fiesta muy larga. Dura 8 días porque a los 7 que son la fiesta de Sucot, propiamente dicha, se suma el octavo, que aunque constituye una festividad con identidad propia, es la fiesta de la clausura y enlaza con los días precedentes. En la Diáspora, se duplica, de forma que Sinjat Torah, el día de la Alegría de la Torah es el noveno día de la celebración.
Insisto sobre la duración de esta fiesta, porque, llega 5 días después de Yom Kipur, el cual, a su vez, es el décimo del año nuevo. Esto significa que desde Rosh Hashanah hasta el final de las festividades de otoño transcurre casi un mes, durante el cual nuestra vida cotidiana se ve profundamente alterada. Cuando, como este año, los shabbatot alternan con los días Yom Tov, grandes solemnidades, en las que, por supuesto, cualquier trabajo está prohibido, el trastorno de la vida hogareña es absoluto y, para quienes se pueden permitir este lujo, el de la vida profesional también. No son pocos los judíos que se ven abocados a recuperar durante las semanas siguientes las horas que deben a sus empleadores por haber faltado al trabajo en repetidas ocasiones. Esto si tienen la suerte de tener buenos compañeros que les acepten arreglos o empleadores comprensivos que también se los acepten. Como lo podéis comprobar una vez más, si bien cumplir con los preceptos morales de la Torah es fácil, obedecer al Eterno en lo que se refiere a ritos ligados a un tiempo determinado, en cambio, puede resultar muy difícil fuera de Eretz Israel.
Pues bien, el principio del año civil (el año religioso empieza en Pésaj, ya lo sabemos.) se caracteriza por la intrusión del desorden en nuestras actividades habituales. Nos sentimos desconcertados y atropellados. Sin Embargo, Suco t es tiempo de inmensa alegría La misma sucah que se ha de edificar si se dispone de un jardín o de una terraza, es símbolo de esta alegría. Su tejado confeccionado únicamente con vegetales, debe dejarnos ver el cielo .La sucah nos recuerda la travesía del desierto, l a confianza que Hashem, por boca de Moshé nos ordenaba tener en el éxito que tendría nuestra empresa migratoria. Nos encontrábamos en un período de transición que también era bastante caótico, desprendiéndonos del pasado y si llegar todavía a estructurar nuestras nuevas condiciones de vida. Vivíamos bajo tiendas, con un sentimiento de inseguridad mitigado por la esperanza de ser, por fin, dueños de nuestro destino de pueblo sedentario en un territorio propio.
Todo esto nos lo recuerdan las fiestas que acostumbramos a llamar “celebración de Otoño” con la experiencia de ruptura y atropello que conllevan. Desde luego, y aunque, a menudo, no tengamos clara consciencia de ello, limitándonos a cruzar este río agitado del principio del año, como un tiempo transitorio después del cual reanudaremos con nuestras costumbres, si miramos atrás con un poco de atención, constataremos que hemos dejado mucha cosas atrás: preocupaciones que nos parecían acuciantes y, realmente, no lo eran, proyectos a los que ya no prestamos ningún interés, en suma, una serie de cosas que han perdido su aparente importancia con el transcurrir de las semanas dedicadas a inaugurar el año, pedir perdón por los pecados, o sea, concediendo el tiempo generalmente llamado “libre”, el tiempo que se suele dedicar a las pequeñas esclavitudes materiales o a la diversión, y morando en el más precario de los refugios: una cabaña.
La conclusión que nos permiten sacar estas brevísimas reflexiones sobre las fiestas que culminan en Sucot es que no se trata de un mero rito recordatorio de una época tan lejana en el tiempo que casi se ha convertido en folklore, sino que su efectividad sigue perfectamente vigente y que el Lulav que está formado por cuatro especies vegetales que representan todas las que pueden existir en la Tierra, son expresión de nuestra inaqcabable renovación física y espiritual.
¡Bendito Sea Hashem que instituyó para nosotros las entrañables fiestas de otoño que culminan en Sucot, la cabañuela de nuestro entusiasmo!
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