Torah

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Objetivos

El objetivo de Emunah es compartir pensamientos y vivencias relaciónandolos con los preceptos toraicos porque los consideramos vigentes en cualquier tiempo y espacio. Emunah est,a abierta a todos, sean o no sean judíos, sean o no sean practicantes.

La palabra Emunah es hebrea. Designa la confianza total, absoluta en la Bondad Divina y en la capacidad del ser humano para integrarse a este flujo de Bondad y participar en su expresión para mayor gloria del Eterno y de su Creación.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Parashah Ki Tabó

Parashah Ki Tabó – La Instalación

B”H

Sábado 20 de Septiembre de de 2008, que es el día 20 de Elul del año 5768 de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu.
De Malcah

La parashah Ki tabó no sólo describe con todo lujo de detalles cómo se ha de llevar a cabo la toma de posesión del territorio de Eretz Israel, sino que contiene unas promesas y unas advertencias transcendentales. Israel ya ha recorrido todo el camino que inició al salir de Egipto, y está a la puerta de su propio territorio. Puede contemplarlo mientras escucha las advertencias y recomendaciones que El Eterno le hace por boca de Moshé, como lo ha hecho desde el primer día, es decir que se refiere a un momento inminente, pero aún futuro. Parado en las inmediaciones de su de su país, Israel debe prepararse para morar en él de forma que su estancia sea perpetua y dichosa.
Eretz Israel no es una tierra cualquiera, sino el Ombligo del Mundo, el lugar donde se sitúa el nudo del cordón umbilical que unió a nuestro planeta con Hashem, su Padre/Madre. Se encuentra, pues, en ese lugar, la máxima condensación de energía mantenedora del mundo en el que vive el ser humano, es el manantial del Espíritu y el surtidor del entusiasmo. Una vez asumida esta realidad, podemos, si no comprender, por lo menos, entender cuanto ama el Eterno a esta Su tierra primogénita, primicia de Su Santo Vigor y con cuanto esmero eligió al único de entre los humanos digno de engendrar al pueblo destinado a morar en ella con plena conciencia de su excepcionalidad, Abraham, nuestro patriarca. La contempló, la recorrió y supo que su descendencia la habitaría.
Vemos, pues, que durante algún que otro milenio de la Historia, Cana’án, que tal fue el primer nombre de nuestra tierra y significa “mercader, comerciante” representó un compás de espera en la Historia. No se caracterizó por ninguna actividad religiosa especial. Estaba expandiendo su energía hacia el exterior para que la fueran recogiendo los demás territorios y se dotaran de identidad propia. Después, sí fue recobrando poco a poco el sobrante de potencialidades que manaban de ella sin cesar y se fue configurando como centro visible del mundo habitado. A partir de entonces tendría que dejar de ser un lugar de paso por donde transitaban los mercaderes para convertirse en el centro de la santidad.
Eretz Israel es, lo estamos viendo, una tierra de vibraciones altísimas, una tierra especial que no soporta la presencia de la vulgar idolatría. Realmente, necesita a un pueblo que sepa mantenerse a la altura de las exigencias divinas. Este pueblo, como lo hemos mencionado más arriba, será la descendencia de Abraham y no se formará en un día, sino que deberá superar todas las pruebas que impone la sumisión a otros, materialistas, colonialistas y por lo tanto, opresores, asesinos de la autenticidad. Hay un paralelismo entre la actividad de reconcentración vibratoria de la tierra destinada a ser el país de un pueblo formado para saber ocuparlo y la iniciación de este pueblo a los avatares de la existencia.
Después de todo lo dicho, espero haber dejado claro que penetrar en Eretz Israel para morar en ella en tanto que pueblo educado para responder a las exigencias de la santidad, supone una bendición extraordinaria, pero que incumplir las leyes que rigen la transmisión del flujo energético que de ella mana será una fuente de maldición cuyo poder podrá resultar inconmensurable. Este es el secreto de “Ki Tabó”, parashah constituía por un resumen, somero pero elocuente, de las obligaciones y prohibiciones que van a enmarcarla conducta de los israelitas dentro de su territorio. No son exigencias difíciles de cumplir, por cierto. La Torah, como lo podemos constatar a cada momento, nunca reclama nada difícil de cumplir, ni prohíbe nada que sea provechoso y sano para las personas exentas de vicios. Recordar las desgracias pasadas para alegrarse de haberse librado de ellas, es un excelente ejercicio para la mente y, por ende, para la salud del cuerpo. En el versículo 11 del capítulo 26 de Devarim, o sea, en la parashah de la que estamos hablando, viene la orden siguiente: “Te alegrarás en todas las cosas buenas que el Eterno, tu Elohim, te dio a ti y a tu familia. También se regocijará el levita y el forastero que mora entre vosotros.” No creo que sea muy difícil ni muy desagradable obedecer semejante mandamiento, pero hay que hacerlo, no dejarlo por considerar que la fiesta es un incordio porque supone gastos o renuncia a un dinero que se podría haber ganado en esta fecha. Esta mitzvah, además, permite una comunicación directa con la alegría de la propia tierra y propicia una gozosa unidad entre ella y el pueblo que la habita. Por otra parte, Israel habrá de ofrecer al Todopoderoso el diezmo de las cosechas, para sustento del levita, del forastero, de la viuda y del huérfano. Cualquier persona de corazón es capaz de respetar estas órdenes sin quejarse, ya que poder hacerlo es una muestra de que se ha sido favorecido por la benevolencia divina.
Pero estos regocijos no deberán mezclarse nunca con acciones ligadas a la impureza propia de la muerte. La vida está por un lado y la muerte, por otro. Las ofrendas de diezmo no pueden haber tenido contacto con la impureza de la muerte. En Eretz Israel, lo que, hoy día, se suele llamar el aspecto positivo de la existencia, no debe contaminarse con el aspecto negativo. Sería un insulto para la santa espontaneidad de la tierra La Tierra Santa es una tierra para la vida. En ella, la muerte está marginada, aunque se respeta a los muertos, se los trata bien, enterrándolos según normas de compasión y, por supuesto, en el interior del país.
La pureza del país corre pareja con la pureza de lo que podríamos llamar “su mobiliario”, sin ningún afán de trivializar lo sagrado, simplemente para emplear una palabra cómoda que presenta la ventaja de recordarnos la similitud existente entre la morada colectiva y cualquier morada individual, debiendo ser la primera ejemplo y modelo de la segunda. Pues bien, volviendo al vocablo “Mobiliario”, se aplica a las piedras que Hashem manda levantar al lado de la frontera, nada más cruzar el río Jordán, para escribir en ellas las leyes toraicas. Estas piedras habrán de ser revocadas con cal, sustancia desinfectante. Luego, se construirá un altar de piedras brutas, que no habrá tocado el hierro, porque se debe respetar la autenticidad de la materia creada por el Todopoderoso.
Vienen a continuación las 12 maldiciones tremendas para quienes tengan un comportamiento abominable: Los levitas las enumerarán en voz alta en el mismo momento de la entrada en la Tierra Prometida. Se refieren a los ídolos, al ultraje infligido a los propios padres, a la injusticia a las desviaciones sexuales, a la criminalidad y, a todos los preceptos de la Torah en general. Es imposible prevenir con más insistencia a nadie. Israel toma posesión de su tierra en pleno conocimiento de las fronteras morales en el interior de las cuales deberá desempeñar sus actividades. Si sabe comportarse según todas estas normas que, digámoslo una vez más no entrañan ninguna opresión, sino que propician las condiciones para una vida colectiva dichosa y relajada, gozará de una plétora de bendiciones, todas ellas enumeradas en el texto.
Dejando ahora las reflexiones sobre los preceptos expuestos en parashah de “Ki Tabó”, tan especialmente dedicada a nuestra Tierra, apuntaremos que sus límites están perfectamente dibujados en la Torah, sus fronteras, clarísimamente señaladas, lo cual significa que el expansionismo no cabe dentro de los derechos de nuestro pueblo. No sé si existe otro país en el mundo dotado de semejante legislación, realmente, no lo sé, pero lo cierto es que no conozco a ninguno y creo que, en muchos casos, la prohibición de hacer guerras de conquista podría ser excelente. La prohibición del expansionismo también es fuente de tranquilidad para esposas, padres y madres que tienen menos temor que otros a ver a sus seres queridos enrolados bajo banderas destinadas a depararles una gloria discutible.
Otra cosa que se ha apuntado en los párrafos precedente, es la unión que liga a un ser humano con determinada tierra. Podemos comprobar cada día lo terrible que puede resultar el exilio para algunas personas: Otras, en cambio, se sienten tan poco en armonía con la tierra en la que les ha tocado vivir, que más o menos conscientemente, buscan la oportunidad de marcharse. Es éste el caso de muchos descendientes de sefardíes, conocedores o no de esta peculiaridad de su identidad, se marchan con uno u otro pretexto de los países donde impera el antisemitismo para instalarse en otros donde, como por casualidad, descubrirán sus orígenes y volverán al judaísmo para preparar su inmigración a Eretz Israel, la tierra de Promisión por cuya existencia siempre bendeciremos el Nombre del Eterno.

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