Torah

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Objetivos

El objetivo de Emunah es compartir pensamientos y vivencias relaciónandolos con los preceptos toraicos porque los consideramos vigentes en cualquier tiempo y espacio. Emunah est,a abierta a todos, sean o no sean judíos, sean o no sean practicantes.

La palabra Emunah es hebrea. Designa la confianza total, absoluta en la Bondad Divina y en la capacidad del ser humano para integrarse a este flujo de Bondad y participar en su expresión para mayor gloria del Eterno y de su Creación.

martes, 9 de diciembre de 2008

Parashah Vayetzé

Parashah Vayetzé: la concatenación de los Engaños
B”H
Sábado 6 de Diciembre de 2008, que es 9 de Kislev de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu
De Malcah

Si bien Yaacov hizo un trato honrado al comprarle a Esau la primogenitura, no se puede decir que hiciera otro tanto con su padre porque empezó ocultándole el hecho, probablemente temerosos de que Isaac lo anulara con toda su autoridad paterna. Al parecer, Esau tampoco informó al patriarca, o sea que ambos hermanos se saltaron a la torera el debido respeto. Isaac, cuyo nombre está ligado a la risa que se le escapó a su madre al oír el anuncio del ángel de que iba a tener un hijo biológico a los noventa años de edad, tuvo siempre un carácter bastante apacible, mucho más dado a los arreglos amistosos que a las peleas. Tampoco vacilaba en usar, si no la mentira, pero sí las ambigüedades para facilitarse la vida pero, todo hay que decirlo, su propio padre le había dad
o ejemplo al pretender que su mujer era su hermana. Efectivamente, ambos cónyuges eran parientes tan próximos que, según loa códigos de aquella época tenían derecho a llamarse hermanos. No debemos olvidar que una mujer tan hermosa como, al parecer, lo era Sarah, podía realmente ser causa de la muerte de su marido, si un hombre enamorado de ella quería evitarse ser adúltero. ¡Por lo visto, el asesinato era pecado menos grave! Pues bien, cuando Itzjak, ya viejo y ciego, física y espiritualmente, sólo se interesaba por la buena comida que le proporcionaba su hijo, el cazador, cuyo color favorito era el de la carne, el rojo, Rivkah organizó un engaño mayúsculo para hacer realidad la transferencia de la primogenitura a su amado Yaacov. Todos comprendemos, y creo que ya lo hemos comentado en años anteriores, que ella estaba en lo cierto y que su decisión de dejar a su hijo predilecto el patriarcado de la familia era perfectamente acertada. Ahora bien, para conseguir este inteligente propósito, recurrió al engaño. Nos dirán que no le quedaba otra solución, precisamente porque Isaac ya no pensaba sino en las cosas materiales: Es asombroso que aquel que, cuando su padre se disponía a sacrificarle por orden del Eterno, no tuvo una sola palabra para pedir que se le perdonara la vida sino que subió al Monte Moriah en perfecta conformidad con la Palabra Divina y obedeció a su padre sin rechistar, al comprender el significado de la ausencia de víct5ima animal se haya convertido en un viejecito volcado en el confort y la buena comida. Es forzoso constatar que los años, en muchos casos no pasan en vano y que una persona puede transformarse en lo contrario de lo que ha sido. La lección que se debe sacar de tal realidad es, precisamente, que, aun queriéndola entrañablemente, como lo debe hacer una mujer con su esposo, no se la debe considerar como lo que ha sido sino como lo que es en el momento presente..
Rivkah actúa pues con inteligencia y buen sentido al engañar a su marido que se equivoca en sus prioridades, pero, para alcanzar su encomiable propósito, tiene que recurrir a un ardid, haciendo, además, que Yaacov, el beneficiario del engaño, participe en él activamente. Ya ha entrado el engaño en la familia. Será muy difícil deshacerse de él.
Llegados a este punto, debemos detenernos un segundo en subrayar que es el materialismo el que está en el origen del engaño. El materialismo en sí mismo es un engaño. La misión del ser humano es caminar de nuevo hacia el Gan Eden, no sentarse en la cafetería de la existencia a saborear el menú. En el momento que nos ocupa hoy, es evidente que Isaac está plácidamente sentado en su sillón a la espera de que su hijo el cazador le traiga carne, carne bien roja, recién capturada. Creo importante insistir en este sedentarismo que es propio de los amantes de la “buena vida los cuales, cuando viajan, lo hacen en condiciones tan cómodas, que no son ningún caminar, porque siempre Van al mismo sitio: La mesa de los amigos, o la del restaurante. Comer es algo que suele hacerse sentado. La Torah, en cambio, será todo un caminar.
Después de engañar a su marido, Rivkah se verá en el brete de echar a Yaacov de la casa. Le obliga a emprender un Camino, lo cual es una gran bendición, porque, y así lo acabamos de mencionar, el camino abre la posibilidad de descubrir al Eterno cuyos ángeles nos guiarán hacia la total realización de nuestro destino. Yaacov se marcha de Beershvah y se dirige hacia Harán. Aquí tiene lugar el sueño de la escalera por la que suben y bajan los ángeles que simbolizan, amén de los avatares de la vida, los altibajos de nuestra psique y, por lo tanto, también de nuestra espiritualidad.
Estos altibajos o, mejor dicho, esta dualidad va a acompañar a Yaacov todo a lo largo de su vida. Todo lo ha basado en un engaño y lo va a pagar. El engaño no se aparta ya de él. Su suegro le engaña con su matrimonio y, luego con la retribución de su trabajo, obligándole de esta forma a recurrir al engaño para defenderse. Su esposa Raquel engañará a su padre llevándose sus objetos sagrados, sus hijos le engañarán de diversas maneras etc. El engaño ha penetrado en la familia y va a resultar muy difícil deshacerse de él. Sólo será posible, decenios más tarde con el cariño que une entre ellos a los hijos de Yosef, Efraím y Manasé, que ni se envidian, ni se odian. Por el contrario, se quieren tanto que anulan la maldición que, desde la humillación de Esau, había roído a la familia.
¡Bendito sea Hashem que restablece la concordia entre las familias!

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