Torah

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Objetivos

El objetivo de Emunah es compartir pensamientos y vivencias relaciónandolos con los preceptos toraicos porque los consideramos vigentes en cualquier tiempo y espacio. Emunah est,a abierta a todos, sean o no sean judíos, sean o no sean practicantes.

La palabra Emunah es hebrea. Designa la confianza total, absoluta en la Bondad Divina y en la capacidad del ser humano para integrarse a este flujo de Bondad y participar en su expresión para mayor gloria del Eterno y de su Creación.

martes, 2 de diciembre de 2008

Parashah Toledot

Parashah Toledot: El materialismo
B”H
Sábado 29 de Noviembre de 2008, que es el día 2 de Kislev del año 5769 de e Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu
De Malcah

Esta Parashah se inicia con la expresión: “Eleh Toledot” que significa “éstas son las generaciones”: La palabra toledot viene del verbo Yalad que significa “engendrar” y es de la misma familia lingüística que “yeled” (niño) que si mal no recuerdo, todos conocéis desde hace tiempo.
Por cierto, según una tradición nuestra, perfectamente verosímil, el nombre de la ciudad de Toledo proviene de esta parashah que era la de la semana en la que nuestros antepasados llegaron a la colina que domina el Tajo y allí se asentaron.
La palabra “toledot tiene, pues, para nosotros, los Sefardíes unas connotaciones, entrañables, porque Toledo iba a ser la capital de lo que podríamos llamar, sin exageración alguna “nuestro mundo”. Lo más relevante del texto es que el patriarca Itzjak, hijo de Abraham tuvo un destino bastante parecido al de su padre, porque él también pasó muchos años sin ser padre ya que su esposa Rivkah (Rebeca) era estéril y él tuvo que rezar fervientemente al Eterno para que Este le concediera la fertilidad- Ya hemos comentado, en otra ocasión, que fue muy difícil engendrar a Israel, porque nuestras matriarcas eran estériles, lo cual significa que la fertilidad es un don divino, digno de ser apreciado, que no va sin sus inconvenientes, como lo muestra la parashah que estamos comentando. Itzjak suplica al Eterno para que su esposa conciba y Este le hace caso, mucho caso, porque Rivkah tiene doble embarazo. Se queda preñada de dos gemelos que no llegarán a entenderse entre ellos: Esau y Yaacov, es decir que lleva el conflicto en su seno, como si la Benevolencia Divina se tuviera que pagar con alguna desgracia o, simplemente, que ninguno de los dos progenitores tiene derecho a exigir que su retoño responda a un esquema preestablecido. Los padres, a menudo, con la educación que impartimos, no hacemos sino desarrollar en cada uno de nuestros hijos los rasgos de carácter o de comportamiento que deseamos para él. Nos dice la Torah que Rivkah amaba a Yaacov porque era un hombre de paz. Le gustaba su inteligencia, está bien claro: Debió de alentarle a desarrollarla: En cambio, el modo de ser rudo y bastante grosero de Esau, probablemente la exasperase y, con mucha lucidez, comprendió que no llevaba a ninguna perpetuación de los valores, o sea que, para fortalecer a la familia, era inútil. Enfín, ella tuvo dos hijos gemelos que iban a protagonizar un conflicto paradígmico.
Realmente es difícil de entender. Tal vez, el mensaje de esta circunstancia sea que el ser humano puede, con su fidelidad, con sus rezos y súplicas, conseguir del Eterno unas mercedes que, hasta el momento le han sido negadas, pero que Este le exigirá algún sacrificio a cambio, como si quisiera evitar que se pudiera llegar a presionar-Le, abusando de Su Inmensa Misericordia. También puede que el Eterno Se proponga simplemente advertir a los hebreos de que nada va sin su opuesto. Es cierto que en todas las culturas, por lo menos las que yo conozco, el tema de los hermanos enemigos está presente. Sarah conoció la misma disyuntiva: privar al esposo de la paternidad o aceptar la doble paternidad. Me dirán, y con mucha razón, que el nacimiento de un hijo es, casi siempre, señal de que puede nacer otro y aquí es donde se plantea el tema de la primogenitura, porque el hijo mayor nunca dejará de ser el que ha abierto el camino a la perpetuación de la raza, por lo que le tocará a él hacer respetar los valores de la tradición.
El caso es que Rivkah se queda embarazada de dos varones que, ya en su seno, empiezan a pelearse. Haqadosh Baruj Hu, sensible a su angustia, contesta a la pregunta que ella Le hace, diciendo: Hay dos naciones en tu seno. Con el tiempo se separarán y el mayor servirá al menor.” La rivalidad entre dos hijos de una misma madre es un problema de los más comunes. Si, como en el caso que nos ocupa, llega a tomar dimensiones importantes, la única solución es que cada uno de los hermanos haga su vida por su lado, que es la solución que van a adoptar Yaacov y Esau.
Ahora bien, lo más grave no es que ambos hermanos tengan caracteres y esquemas vitales opuestos, sino que Esau desprecia la primogenitura que es la asunción de los valores familiares por parte del primogénito. En nuestros textos santos, siempre se insiste sobre la enorme valía de las primicias, porque integran la fuerza vital en todo su esplendor. Hay una expresión recurrente, tanto en la Torah como en el resto del Tanaj y es “Las primicias del vigor”. Cualquier hombre se siente orgulloso de ellas. Para el patriarca Itzjak, Esau es esto. Lo que ocurre es que, con el tiempo, Itzjak se vuelve ciego y esta ceguera es tan física como espiritual. Le importa más la comida que la meditación y la comida se la trae Esau, el materialista, para quien la primogenitura no tiene ningún valor porque es un simple honor, desvinculado de cualquier elevación moral: No le importa: La desprecia y la vende a su hermano por un plato de lentejas.
Lo terrible de este tipo de transacciones, es que quien las pide, en el fondo, no se siente satisfecho y guarda rencor a quien se la aceptó, aunque haya sido un trato honrado. Tiene el sentimiento de que el otro ha abusado, cuando realmente, no es así: Yaacov no abusa de Esau, sino que aprovecha su impaciencia ante cualquier necesidad física para conseguir lo que él quiere. Pero, si lo pensamos un poco, veremos que Esau, no está a punto de morir de hambre, como lo afirma. Total, no le ocurre nada que no le ocurra a cualquiera: que tiene hambre, pero no está moribundo como lo afirma, no admite que se pueda posponer la realización del deseo. Es hebefrénico. En cuanto a la primogenitura, no le ve el interés, porque no le parece aportar nada material: Entonces, la desprecia, renunciando para siempre a ser el jefe de su familia. .Sin embargo, acaba lamentando su actitud y afirmando que su hermano le ha robado. No, se ha robado él solo, demostrando con esto su incapacidad para ser jefe de familia. Será, esto sí, el jefe de un gran pueblo, porque es un hombre valiente, pero la ceguera de su padre, le obligará a asumir su desprecio de la primogenitura que le hubieras obligado a cumplir con las obligaciones espirituales inherentes a un patriarca hebreo responsable de los destinos de nuestro pueblo. Es así de primario: le gusta la buena vida. Quiere su merienda y en seguida.
¡Bendito Sea el Eterno que protege a Su pueblo contra los amantes de “La buena vida”!

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