Parashah Lej lejá: La Autenticidad
B”H
Sábado 8 de noviembre de 20
08, que es 10 de Jeshván del año 5769 de la Creación del Mundo
por Haqadosh Baruj Hu.
Queridos Amigos,B”H
Sábado 8 de noviembre de 20
08, que es 10 de Jeshván del año 5769 de la Creación del Mundo
por Haqadosh Baruj Hu.
En el momento de reanudar con la costumbre de enviaros un comentario a la parashah semanal, quiero empezar por agradeceros de todo corazón, vuestra bondad, vuestra comprensión, todo el apoyo que me venid prestando desde la muerte de mi hija. Pido al Eterno que os lo premie con lluvias de bendiciones. Estoy agradecidísima por Su Infinita misericordia, porque me consta y todos los sabios religiosos que me han comentado el asunto han coincidido en considerar que mi niña no ha cometido ningún pecado al suicidarse, porque no tenía ninguna consciencia de lo que hacía. Se tiró del puente abrumada por el síndrome de abstinencia y agradezco al Cielo que la pobre infeliz haya dejado de sufrir. Su hijito de 10 años está en Normandía al cuidado de su familia paterna. Todo se andará, con la ayuda del Todopoderoso, Protector de los huérfanos.
Una vez más, gracias, muchas gracias a todos.
Ahora, intentaré comunicaros, aunque sea muy brevemente, porque no estoy para más, algunas reflexiones sobre el “lej lejá”, la expresión que utiliza el Todopoderoso para exigir a Abram que abandone la seguridad de su vida de rico burgués en el seno de su familia paterna y se marche hacia lo desconocido. Me importa mucho el asunto, aún más que antes de la muerte de mi hija, porque, en cierto sentido, se refiere, al hijo de ella, un chaval apenas salido de la tercera infancia e instalado en lo que se suele llamar “la edad de la razón”, iniciando una nueva andadura vital con su otra abuela y sus tíos ¡Que Hashem les bendiga como se lo merecen! Mi chiquitín con 10 añitos, está emprendiendo el mismo camino que Abraham Abinu, cuando el Todopoderoso le dijo:”Lej lejá”, o sea, “vete hacia ti “. Abraham, que todavía se llamaba sólo “Abram” se va con su mujer, Sarai y con otros miembros de su familia, en particular, su sobrino Lot. Una persona, realmente, nunca se marcha sola, su familia, los que han compartido su vida o una parte de ella, le acompañan. Puede ser una compañía física y visible o una presencia espiritual, incluso, afectiva, en el corazón del alma, allí donde palpitan los amores, los rencores, las nostalgias los remordimientos, el enorme asombro por la importancia que se concedió a lo que, con la distancia, se configura como no teniendo absolutamente ninguna. El alejamiento del punto de origen tiene esta virtud de originar lo que se podría llamar la “retro perspectiva.” Y que se produce cuando, al haber variado los esquemas mentales, las cosas aparecen desprovistas de su antiguo significado. Han participado en la formación de su pensamiento, de su afectividad e, incluso en su desarrollo biológico. Así van con él, despojándose poco a poco de lo superficial. Acompañan al caminante que va recorriendo su propia vida, pero no le determinan, porque los seres humanos somos libres de utilizar de una forma u otra las influencias que nos rodean. Cuando el Eterno dice a Abraham: “Vete hacia ti”, le ordena buscar su autenticidad, es decir no fingir la piedad sino tenerla, no entregarse a una religión gestual , ritualista, tranquilizadora que consiste en recitar ciertas fórmulas o hacer ciertos gestos a la hora prevista y en el lugar señalado, sino en poner todo su corazón en cumplir con las exigencias de la virtud- Esto es un camino, se da un paso a cada momento, lo cual significa que, también, a cada momento se deja algo atrás. Mi nietecito nunca olvidará a su madre, pero a cada paso que dé, olvidará algún aspecto de su personalidad o de la relación que tuvo con ella, para evocar otros. Esto es caminar: mirar hacia delante, dejando que lo pretérito, aún cuando conserva su perfume, vaya perdiendo su vigencia, porque si no, nunca llegaremos al lugar donde la Presencia Divina nos espera para agasajarnos con el disfrute total de nuestra autenticidad en la incomparable dulzura de Su Seno.
¡Bendito Sea Hashem que cuando saca a un ser humano de este mundo es para incitarnos a caminar con más amor hacia nuestro destino!
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