Torah

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Objetivos

El objetivo de Emunah es compartir pensamientos y vivencias relaciónandolos con los preceptos toraicos porque los consideramos vigentes en cualquier tiempo y espacio. Emunah est,a abierta a todos, sean o no sean judíos, sean o no sean practicantes.

La palabra Emunah es hebrea. Designa la confianza total, absoluta en la Bondad Divina y en la capacidad del ser humano para integrarse a este flujo de Bondad y participar en su expresión para mayor gloria del Eterno y de su Creación.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Parashah Jayé Sarah

Parashah Jayé Sarah: Nuestra Matriarca
B”H
Sábado 22 de Noviembre de 2008, que es 24 de Jeshván de 5769 de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu
De Malcah


No deja de resultar bastante paradójico que un texto titulado:”La vida de Sarah” empiece por la muerte de la protagonista, pero la Torah así lo tiene dispuesto, de forma que, al iniciar la lectura de la parashah, nos incumbe interesarnos por esta indicación, reforzada por la repetición de la expresión :Años de la vida de Sarah”.

En hebreo, por cierto, la palabra “vida” no tiene singular. Se habla de “vidas” de una persona, lo cual es lógico, porque todos los seres humanos vivimos varias vidas a la vez y varias vidas a lo largo de nuestra existencia. Creo que ya lo hemos comentado. Somos un individuo dentro de una sociedad y, casi siempre, dentro de una familia, o fuera de ella, que esto también es un rasgo de identidad, es una vida. También somos alumnos, compañeros de clase esposos, padre, madre, miembro de una profesión etc. Tenemos muchas vidas.

La primera vida de nuestra matriarca Sarah, no la conocemos, porque la Torah sólo menciona que se llamaba Saray y vivía en Ur de los Caldeos cuando Abram la tomó por esposa- De su vida de soltera, nada sabemos. Para nosotros, sus descendientes, su vida significativa empieza con su boda y su dolor que viene señalado con especial dureza en el texto por la expresión “No tenía hijos” que explicita el precedente “Era estéril”, dándole un tono personal, porque ella no pensaría, “Soy estéril”, sino “No tengo hijos”

Saray, en tanto que joven casada, sufre una desagracia que podría amargarle la vida si no fuera por el amor que los une a su marido y a ella. Que ella le quiere, es evidente: Le sigue y no se la oye nunca quejarse. En cuanto a él, no nos consta que le reproche nada. Tampoco toma concubinas, o sea, que la quiere.

Desde luego, la devoción de Sarah a su esposo es algo portentoso, porque él, la quiere, pero la utiliza, la obliga a mentir, diciendo que es su hermana exponiéndola a ser violada. En esto, Abram tiene una actitud infantil: pide protección a su mujer como lo haría un niño con su madre: Pero a Saray la protege el Eterno y sale bien parada de todas las situaciones. A su marido, nunca le hace el menor reproche. Siempre se doblega, siempre obedece. Se podría decir que está entonces en una de sus vidas. Tardará muchos años en tomar iniciativas, y, cuando lo haga, será movida por el peso de su esterilidad. Ella revelará entonces el lado dominante de su carácter, disponiendo de la sexualidad de Abraham, como él, antes, lo había hecho de la suya: Le impondrá por concubina a Hagar, su sierva. Ya está nuestra matriarca en otras de sus vidas. Las iniciativas las toma ella y Abraham se doblega. Pero, sobre todo , se revela ya como Sarah Imenu, es decir:” Sarah nuestra madre” porque demuestra su profundísima vocación de fundadora de una familia, además de su absoluto amor por Abraham. Ella no quiere privar a su esposo de su derecho a la paternidad y tiene claro que la pareja debe perpetuarse fundando una familia. Sarah Imenu es una persona muy responsable, animada por un admirable sentido del deber. Ella comprende que la procreación es santa y la favorece. Dice que el hijo de Hagar será el suyo.

Luego y después de haberse reído, con el nacimiento de Itzjaq, verá realizado el sueño de toda su vida dándole un hijo a Abraham y mostrando su férrea determinación de tener y legar a este hijo una casa bien organizada, exigirá la expulsión de Hagar con su niño. Es el pecado que le costará la vida, porque el Eterno no le permitirá ver a Abraham y a Itzjak regresar del monte Moriah. Se morirá de angustia durante la espera. Sin embargo, es importante comprender que no todo es negativo en la expulsión de Hagar y de Ismael. En efecto, lo que Sarah intuye es que si los hermanos no se quieren, como es el caso en el momento de la adolescencia de Ismael, a quien, parece que su madre biológica excita contra Iztjak, la convivencia es imposible: Más vale que cada uno de los hermanos haga su vida por su lado. Buena prueba de que llevaba razón es que , una vez instalado cada uno por su lado, los dos hermanos de reconcilian y asisten juntos al entierro de du padre.

Otra de las virtudes de aquella mujer incomparable es que, siendo una belleza, nunca tuvo coquetería alguna. Fue un modelo de virtud.

Sarah es madre de familia nata. Es la fundadora de muestro pueblo porque tiene un hondo sentir de lo que debe ser la unidad familiar. Sarah es nuestra madre a todo y bendecimos al Eterno de todo corazón por haberla creado tan hermosa y tan noble.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Agradecimiento

Malcah quiere agradecer de corazón todas las muestras de afecto que ha recibido en las últimas semanas: sean por teléfono, correo, en persona o en pensamiento.

Mil gracias a todos y a todas.

Parashah Vayerá

Parashah Vayerá: La inmoralidad sexual
B”H
Sábado 15 de Noviembre de 2008 que es 17 de Jeshván del año 5769 de Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu.
De Malcah
Cuando llegamos al capítulo 18 de Bereshit, vemos a Abraham Abinu, sentado a la puerta de su tienda en el Encinar de Mambré, (que, en hebreo, es Mamré) durante un día de mucho calor y nuestro patriarca, al levantar la vista, distingue a tres hombres que se le han acercado. Empieza dirigiéndose a ellos en singular para pasar de inmediato a hacerlo en plural. Puede que, en un primer momento, cegado por el sol, no haya advertido la presencia de todos ellos, pero tampoco se ha de descartar que los tres formen una unidad que sólo en una segunda mirada se deje contemplar como múltiple. Los allí presentes son ángeles, o sea que las leyes físicas del género humano no se les pueden aplicar. Es bastante lícito pensar que representan los tres niveles del alma. El caso es que aceptan la hidalga hospitalidad que les brinda Abraham quien ordena a Sarah, su esposa, tomar tres medidas de harina para confeccionar tortas. Vuelve a aparecer el número tres que, como todos sabemos, está ligado a la palabra “av” que significa “padre” y está formada por las dos primeras letras de alfabeto.

No es descabellado imaginar que Abraham, cegado por el sol y algo aturdido por el calor, estuviera soñando despierto con la innumerable descendencia que El Eterno le había prometido, pero no le había concedido y estuviera sumido en la confusión por la evidencia inaceptable de que Hashem no había cumplido con Su Palabra. No digo que lo estuviera pensando en términos racionales, porque creo , como una amigo mío que es un gran místico, que, en semejantes circunstancias, la persona, más que pensar, lo que hace es entregarse a una vivencia que la absorbe sin que le importe para nada analizarla. En el fondo de su corazón, Abraham siente que la infidelidad de Hashem no es posible, que debe de ser él quien yerra en alguna percepción. Entonces aparecen los ángeles y nuestro antepasado recupera de inmediato el dominio de sus costumbres sociales para invitarles a descansar, asearse y comer.

Es interesante apuntar que Abraham, acoge a los ángeles como lo hace un nómada distinguido y tradicionalista, nadie lo puede dudar, pero que su actitud también es la de un padre. Trata a los enviados del Cielo como le gustaría tratar a un hijo suyo, con toda clase de cuidados y atenciones. Lo más probable es que él no lo advirtiera, pero en su misma actitud hacia los tres ángeles está toda la pureza de su alma. El es incapaz de dudar de la Palabra de Hashem. El hijo que aún no ha tenido, ya está en su corazón. Hay tres ángeles y 3 es el número que suman las tetras de la palabra “av” que significa padre. Hay más, la característica del hijo es ser el tercero en la familia. Padre, madre e hijo forman el conjunto fundacional de cualquier sociedad.

Constatamos, pues, que, desde el primer momento, la parashah se sitúa bajo el signo del hijo, este hijo con el que Abraham y Sarah, ya ancianos, no se atreven ya a soñar, a pesar de la promesa que otrora les hizo Hashem, cuando dijo a Abraham, cuando le ordenó abandonar el apelativo “Abram” para pasar a llamarse “Abraham”, prometiéndole “ Haré de ti un pueblo grande”. Sin embargo, ellos siempre han sido fieles al Eterno, cumpliendo todas las órdenes que El les dio. Abraham es un modelo de bondad y de nobleza y Sarah es una mujer pura y recatada que no sale de su tienda a charlar con extraños si su marido no la llama. Es fácil colegir de todas estas informaciones que los dos esposos nunca dejaron de tener una vida sexual perfectamente ejemplar. Ahora, la voz de los ángeles les anuncia el premio. Tendrán un hijo, por inverosímil que parezca y la risa de Sarah, al oír esta noticia, pone una nota de esperanzada perplejidad que todavía resuena en el corazón de cualquier mujer a quien acaban de anunciar una próxima maternidad.

Llegados a este punto, es pertinente detenerse en un detalle, que, hoy en día, es a menudo objeto de comentarios pretendidamente feministas. Dicen que si Sarah está en la tienda, obedeciendo las órdenes de su marido Sarah está en la tienda, obedeciendo las órdenes de su marido, mientras los hombres se limitan a hacerse servir. Realmente, no es así. Muchas veces en la Torah veremos a los hombres cocinando y llevando a cabo tareas que se podrían calificar de ancilares. No es imposible que Sarah, haya encontrado natural que su marido no la invitara a compartir el banquete con los hombres. Ha sido una costumbre muy extendida en el mundo mediterráneo que las mujeres comieran aparte. La Torah no dice absolutamente nada al respecto, pero, por lo general, nos muestra a la mujer sirviendo a su marido y nos deja a entender que ella como aparte, pero, es menester repetir que no se trata de ningún mandamiento. De todas formas, lo que llama poderosamente la atención en el texto de “Vayerá” es el cariño que se trasparece en las palabras que Abraham dirige a su esposa. Su modo de decirle: “Apresúrate, toma harina y amásala…” rezuma cariñosa confianza y ella pone mano a la obra de inmediato, cocinando lo mejor que sabe-

Está claro que Abraham y Sarah son una pareja feliz que tiene una vida sexual pura y dichosa. Esto es lo que se subyace, pero sin dejar de hacerse patente en toda esta parte de nuestra parashah: vida sexual deliciosa y ejemplar, La vida que debe tener la pareja destinada a engendrar al Pueblo Elegido. Los ángeles anuncia a sus huéspedes la milagrosa concepción de un hijo y, después de reprender amistosamente a Sarah por su risa, se marchan hacia la antítesis del la pareja admirable para dirigirse a Sodoma y Gomorra, las dos ciudades capitales de todas las abominaciones sexuales. El texto, por cierto, no describe las tales abominaciones, porque la Torah siempre es parca a la hora de describir el mal. Ya nos enteraremos con la actitud de los sodomitas hacia los ángeles de las costumbres que imperaban allí, pero, de modo somero aunque elocuente. En nuestra época, los programas televisivos y las obras maestras del celuloide nos tienen muy enterados de lo que es la total depravación de las costumbres y nos la presentan como lo más refinado que se ha creado en el mundo de “la libertad “y los diversos derechos a la prostitución de los valores así que nos resulta fácil “concienciarnos” del progreso que suponía el desenfreno reinante en las ciudades malditas, comparado con la pureza de Abraham y Sarah.

La intervención de Abraham que suplicó al Eterno, en un célebre regateo, salvo a unos pocos justos de la exterminación.

Pues bien, como lo acabamos de constatar, la parashah de Vayerá en la que se relata la fundación de nuestra civilización, está dedicada a la moral sexual que es el crisol de la dicha y el origen de la perpetuación.

¡Bendito Sea El Eterno Que nos reveló este magnífico secreto!

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Parashah Lej lejá

Parashah Lej lejá: La Autenticidad
B”H
Sábado 8 de noviembre de 20
08, que es 10 de Jeshván del año 5769 de la Creación del Mundo
por Haqadosh Baruj Hu.
Queridos Amigos,
En el momento de reanudar con la costumbre de enviaros un comentario a la parashah semanal, quiero empezar por agradeceros de todo corazón, vuestra bondad, vuestra comprensión, todo el apoyo que me venid prestando desde la muerte de mi hija. Pido al Eterno que os lo premie con lluvias de bendiciones. Estoy agradecidísima por Su Infinita misericordia, porque me consta y todos los sabios religiosos que me han comentado el asunto han coincidido en considerar que mi niña no ha cometido ningún pecado al suicidarse, porque no tenía ninguna consciencia de lo que hacía. Se tiró del puente abrumada por el síndrome de abstinencia y agradezco al Cielo que la pobre infeliz haya dejado de sufrir. Su hijito de 10 años está en Normandía al cuidado de su familia paterna. Todo se andará, con la ayuda del Todopoderoso, Protector de los huérfanos.

Una vez más, gracias, muchas gracias a todos.

Ahora, intentaré comunicaros, aunque sea muy brevemente, porque no estoy para más, algunas reflexiones sobre el “lej lejá”, la expresión que utiliza el Todopoderoso para exigir a Abram que abandone la seguridad de su vida de rico burgués en el seno de su familia paterna y se marche hacia lo desconocido. Me importa mucho el asunto, aún más que antes de la muerte de mi hija, porque, en cierto sentido, se refiere, al hijo de ella, un chaval apenas salido de la tercera infancia e instalado en lo que se suele llamar “la edad de la razón”, iniciando una nueva andadura vital con su otra abuela y sus tíos ¡Que Hashem les bendiga como se lo merecen! Mi chiquitín con 10 añitos, está emprendiendo el mismo camino que Abraham Abinu, cuando el Todopoderoso le dijo:”Lej lejá”, o sea, “vete hacia ti “. Abraham, que todavía se llamaba sólo “Abram” se va con su mujer, Sarai y con otros miembros de su familia, en particular, su sobrino Lot. Una persona, realmente, nunca se marcha sola, su familia, los que han compartido su vida o una parte de ella, le acompañan. Puede ser una compañía física y visible o una presencia espiritual, incluso, afectiva, en el corazón del alma, allí donde palpitan los amores, los rencores, las nostalgias los remordimientos, el enorme asombro por la importancia que se concedió a lo que, con la distancia, se configura como no teniendo absolutamente ninguna. El alejamiento del punto de origen tiene esta virtud de originar lo que se podría llamar la “retro perspectiva.” Y que se produce cuando, al haber variado los esquemas mentales, las cosas aparecen desprovistas de su antiguo significado. Han participado en la formación de su pensamiento, de su afectividad e, incluso en su desarrollo biológico. Así van con él, despojándose poco a poco de lo superficial. Acompañan al caminante que va recorriendo su propia vida, pero no le determinan, porque los seres humanos somos libres de utilizar de una forma u otra las influencias que nos rodean. Cuando el Eterno dice a Abraham: “Vete hacia ti”, le ordena buscar su autenticidad, es decir no fingir la piedad sino tenerla, no entregarse a una religión gestual , ritualista, tranquilizadora que consiste en recitar ciertas fórmulas o hacer ciertos gestos a la hora prevista y en el lugar señalado, sino en poner todo su corazón en cumplir con las exigencias de la virtud- Esto es un camino, se da un paso a cada momento, lo cual significa que, también, a cada momento se deja algo atrás. Mi nietecito nunca olvidará a su madre, pero a cada paso que dé, olvidará algún aspecto de su personalidad o de la relación que tuvo con ella, para evocar otros. Esto es caminar: mirar hacia delante, dejando que lo pretérito, aún cuando conserva su perfume, vaya perdiendo su vigencia, porque si no, nunca llegaremos al lugar donde la Presencia Divina nos espera para agasajarnos con el disfrute total de nuestra autenticidad en la incomparable dulzura de Su Seno.

¡Bendito Sea Hashem que cuando saca a un ser humano de este mundo es para incitarnos a caminar con más amor hacia nuestro destino!