Parashah Jayé Sarah: Nuestra Matriarca
B”H
Sábado 22 de Noviembre de 2008, que es 24 de Jeshván de 5769 de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu
De Malcah
B”H
Sábado 22 de Noviembre de 2008, que es 24 de Jeshván de 5769 de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu
De Malcah
No deja de resultar bastante paradójico que un texto titulado:”La vida de Sarah” empiece por la muerte de la protagonista, pero la Torah así lo tiene dispuesto, de forma que, al iniciar la lectura de la parashah, nos incumbe interesarnos por esta indicación, reforzada por la repetición de la expresión :Años de la vida de Sarah”.
En hebreo, por cierto, la palabra “vida” no tiene singular. Se habla de “vidas” de una persona, lo cual es lógico, porque todos los seres humanos vivimos varias vidas a la vez y varias vidas a lo largo de nuestra existencia. Creo que ya lo hemos comentado. Somos un individuo dentro de una sociedad y, casi siempre, dentro de una familia, o fuera de ella, que esto también es un rasgo de identidad, es una vida. También somos alumnos, compañeros de clase esposos, padre, madre, miembro de una profesión etc. Tenemos muchas vidas.
La primera vida de nuestra matriarca Sarah, no la conocemos, porque la Torah sólo menciona que se llamaba Saray y vivía en Ur de los Caldeos cuando Abram la tomó por esposa- De su vida de soltera, nada sabemos. Para nosotros, sus descendientes, su vida significativa empieza con su boda y su dolor que viene señalado con especial dureza en el texto por la expresión “No tenía hijos” que explicita el precedente “Era estéril”, dándole un tono personal, porque ella no pensaría, “Soy estéril”, sino “No tengo hijos”
Saray, en tanto que joven casada, sufre una desagracia que podría amargarle la vida si no fuera por el amor que los une a su marido y a ella. Que ella le quiere, es evidente: Le sigue y no se la oye nunca quejarse. En cuanto a él, no nos consta que le reproche nada. Tampoco toma concubinas, o sea, que la quiere.
Desde luego, la devoción de Sarah a su esposo es algo portentoso, porque él, la quiere, pero la utiliza, la obliga a mentir, diciendo que es su hermana exponiéndola a ser violada. En esto, Abram tiene una actitud infantil: pide protección a su mujer como lo haría un niño con su madre: Pero a Saray la protege el Eterno y sale bien parada de todas las situaciones. A su marido, nunca le hace el menor reproche. Siempre se doblega, siempre obedece. Se podría decir que está entonces en una de sus vidas. Tardará muchos años en tomar iniciativas, y, cuando lo haga, será movida por el peso de su esterilidad. Ella revelará entonces el lado dominante de su carácter, disponiendo de la sexualidad de Abraham, como él, antes, lo había hecho de la suya: Le impondrá por concubina a Hagar, su sierva. Ya está nuestra matriarca en otras de sus vidas. Las iniciativas las toma ella y Abraham se doblega. Pero, sobre todo , se revela ya como Sarah Imenu, es decir:” Sarah nuestra madre” porque demuestra su profundísima vocación de fundadora de una familia, además de su absoluto amor por Abraham. Ella no quiere privar a su esposo de su derecho a la paternidad y tiene claro que la pareja debe perpetuarse fundando una familia. Sarah Imenu es una persona muy responsable, animada por un admirable sentido del deber. Ella comprende que la procreación es santa y la favorece. Dice que el hijo de Hagar será el suyo.
Luego y después de haberse reído, con el nacimiento de Itzjaq, verá realizado el sueño de toda su vida dándole un hijo a Abraham y mostrando su férrea determinación de tener y legar a este hijo una casa bien organizada, exigirá la expulsión de Hagar con su niño. Es el pecado que le costará la vida, porque el Eterno no le permitirá ver a Abraham y a Itzjak regresar del monte Moriah. Se morirá de angustia durante la espera. Sin embargo, es importante comprender que no todo es negativo en la expulsión de Hagar y de Ismael. En efecto, lo que Sarah intuye es que si los hermanos no se quieren, como es el caso en el momento de la adolescencia de Ismael, a quien, parece que su madre biológica excita contra Iztjak, la convivencia es imposible: Más vale que cada uno de los hermanos haga su vida por su lado. Buena prueba de que llevaba razón es que , una vez instalado cada uno por su lado, los dos hermanos de reconcilian y asisten juntos al entierro de du padre.
Otra de las virtudes de aquella mujer incomparable es que, siendo una belleza, nunca tuvo coquetería alguna. Fue un modelo de virtud.
Sarah es madre de familia nata. Es la fundadora de muestro pueblo porque tiene un hondo sentir de lo que debe ser la unidad familiar. Sarah es nuestra madre a todo y bendecimos al Eterno de todo corazón por haberla creado tan hermosa y tan noble.