Torah

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Objetivos

El objetivo de Emunah es compartir pensamientos y vivencias relaciónandolos con los preceptos toraicos porque los consideramos vigentes en cualquier tiempo y espacio. Emunah est,a abierta a todos, sean o no sean judíos, sean o no sean practicantes.

La palabra Emunah es hebrea. Designa la confianza total, absoluta en la Bondad Divina y en la capacidad del ser humano para integrarse a este flujo de Bondad y participar en su expresión para mayor gloria del Eterno y de su Creación.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Parashah Yitro: El Quinto Mandamiento

El Quinto Mandamiento
B”H
Parashah Yitro
Sábado 14 de Febrero de 2009, que es el 21 de Shevat del año 5769 de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu.
De Malcah

En esta parashah que lleva por título el nombre del suegro de Moshé, figura el texto de los Diez Mandamientos cuya primera tabla, la de la derecha, expone los deberes que tenemos directamente hacia el Todopoderoso, mientras que la tabla de la izquierda regula las relaciones que los seres humanos deben mantener entre ellos. La primera tabla, sin embargo se termina con un mandamiento que, para una observación superficial, debería figurar en la segunda. Naturalmente, no faltan mentes superiormente clarividentes para asegurar que se trata de una pura cuestión de conveniencia, destinada a colocar el mismo número de ordenanzas en cada lado. Pero esto no es cierto. En la Torah todo tiene una razón de ser fundamental e intocable: El Quinto Mandamiento que reza:”Honra a tu padre y a tu madre” enuncia un deber que tenemos hacia el Eterno.
Cuando Haqadosh Baruj Hu, al inicio del texto que estamos procurando entender, por lo menos en parte, proclama Su Nombre Divino y recuerda a los Israelitas que El Es Quien los liberó de la esclavitud, afirma su paternidad espiritual Desde la primera frase de este código de conducta que constituyen los Diez Mandamiento, su Autor nos recuerda que le debemos nuestra condición de seres humanos dueños de su destino. La libertad nos permite aceptar y asumir con toda responsabilidad la Ley que El nos va a dictar. El esclavo está sometido a su amo, que puede prohibirle la práctica de su religión, pero el hombre libre dispone de sí mismo, puede tomar compromisos que serán total y absolutamente vinculantes, porque no se le ha coaccionado. Tampoco podrá invocar ningún pretexto para zafarse de su cumplimiento, porque no ha mediado ninguna coacción. Así pues, el primero de los Diez Mandamientos recuerda al pueblo de Israel que Hashem es el Padre Que le ha elevado a la categoría de adulto.
Ahora, nos resulta más fácil entender por qué el Mandamiento que ordena honrar al padre y a la madre se encuentra precisamente al final de la primera de las Dos Tablas de la Ley. Esta ubicación nos enseña que el origen de toda paternidad es el Eterno y que honrando a nuestros padres terrenales, le honramos a El, Que es el origen de toda paternidad/maternidad. No se trata de preguntarse si ellos merecen o no nuestro aprecio, porque la devoción que les debemos no es asunto calificable. En esta última eventualidad, un gran número de ellos no tendría ningún derecho a nuestra devoción. Hay padres abyectos, no creo que lo dude nadie. El Quinto Mandamiento significa que no es asunto nuestro someter a nuestros padres a ningún juicio. No somos quienes para darles el aprobado o el suspenso, porque su derecho a ser respetados no proviene de su comportamiento sino de su esencia. Son nuestros padres, biológicos o adoptivos, y esto es lo que les hace acreedores a nuestro respeto.
Hoy en día, se ha extendido la moda de juzgar a los padres. Oímos s casd momento a gente joven, y no tan joven, que se explaya sobre los sufrimientos que les han infligido sus padres por haberles “impuesto” sus propias convicciones, haberles educado en su religión y en sus costumbres etc. Casi siempre quienes ponen tan lastimero grito en el cielo han sido jóvenes consentidos y mimados por unos padres que se han mostrado menos exigentes con ellos que consigo mismos y, con mucho cariño, siempre tratando de no merecer el calificativo de tiranos fanáticos e intolerantes, han contado con el sentido común y la honradez de los retoños para decantarse por las actitudes más inteligentes y nobles. Se han equivocado y sólo han conseguido a debiluchos que les envidian su entereza y su inquebrantable confianza en la alegre asunción de los principios que son la base de una vida exenta de sumisión a las modas intelectuales o sociales, con todas sus incertidumbres.
Además, el Quinto Mandamiento permite mantener la cohesión de las familias: C reo que ya lo hemos dicho y repetido: si tú desprecias a tus padres, tus hijos te despreciarán y lo proclamarán, extendiendo así el mal ejemplo y el germen de la destrucción social. Si dejasen hablar su corazón, se preguntaría hasta dónde puede llegar el dolor de un niño que acaba de enterarse de que sus padres encarnan tal maldición que ni su propio hijo yiene la obligación de honrarlos, o sea que no hay nada en el mundo que le iguale a él con el más favorecido de los mortales.
¡Bendito Sea Hashem por Habernos dictado el Quinto Mandamiento que nos relaciona directamente con Su Amor Paterno!

lunes, 23 de febrero de 2009

Parashah Beshalaj

El Desconcierto
B”H
Parashah Beshalaj
De Malcah

Al iniciarse esta parashah, en los 5 últimos versículos del capítulo 13 de Shemot (Exodo), nos encontramos en el momento en que, asustado por la muerte de todos los primogénitos de Egipto, el suyo incluido, parece pensar que su luto es fruto de un ardid ideado por los hebreos para escapar a la esclavitud a la que los tiene sometidos y, furioso, ser lanza en su persecución, dispuesto a recuperarlos como esclavos, a cualquier precio.
Elohim, sin embargo, ha decidido sacar a su pueblo de Egipto, mal que le pese al orgulloso monarca. Aquí, el texto muy conciso, nos dice que los hebreos salieron bien pertrechados de la tierra de Mitzraim (Egipto), para indicarnos que el pueblo podría asustarse si presenciaba el enfrentamiento armado. No es, pies, ninguna extrapolación, suponer que los hebreos llevaron con ellos una milicia armada, capaz de enfrentarse al ejército faraónico, pero que el conjunto del pueblo estaba compuesto por civiles susceptibles de perder los nervios y tratar de volver a su antigua condición de esclavos, retornando a su ant5igua morada.
Es este desvío en el camino de la huida, una fuente de reflexión, porque representa algo más que un simple movimiento físico, más que los regates de un grupo inquieto, la expresión de una gran angustia. Esta pobre gente, que lo está dejan do todo atrás, no llega a mentalizarse de lo que significa un viaje sin retorno. En la huida, suele haber dos aspectos. El uno consiste en alejarse del enemigo y el otro, cuando es posible, consiste en saber qué llevarse consigo. Todo el mundo intenta llevarse algo que, muchas veces, por cierto, nunca será utilizado y sólo servirá de estorbo. Contaba una mujer elegante, en sus memorias, que cuando le tocó juntarse con pobres campesinos que también salían despavoridos ante el vencedor de una guerra civil, ella era la peor preparada para hacerlo. Se había llevado sus vestidos de noche y sus zapatos de tacones. Algo de esto les ocurre a los hebreos. Elohim los lleva por un camino bastante largo y poco directo, porque así, no sólo engañan a los egipcios, sino que desahogan su propio desconcierto, sus idas y venidas psíquicas en el umbral de una vida nueva. Manifiestan su desconcierto y esto les permite asumirlo.
Por otra parte, el Eterno les hace bien patente su protección, al estar siempre presente, en columna de fuego, o en columna de nube. Tanta protección por parte del Altísimo, nos muestra hasta qué punto la salida de Mitzraim fue un hecho trascendental que, probablemente, conmovió a todo el mundo civilizado de Oriente medio en aquella época, porque Egipto era la superpotencia muy temida y su derrota fue sonada.
Los hebreos, por supuesto, salieron favorecidos por ella. Cuando llegaron al Sinai, su fama de de pueblo protegidos por la Fuerza del Todopoderoso les había precedido, con toda seguridad y ellos habían adquirido confianza en su destino, a pesar la inmadurez que les hizo suponer que la travesía del desierto sería un camino de rosas en el que ni tendría los inconveniente de Egipto, ni tendrían otros. Ignoraban que el desierto no es ningún paraíso: El desierto es horrible, cruzarlo es obra de férrea voluntad y asunción de la labor espiritual.
Nadie puede cruzar el desierto con éxito si no goza de la protección Divina más declarada, tanto de día como de noche, pero el desierto que cruzaron nuestros antepasados encierra en su territorio el Monte Sinai donde Hashem Se manifestó para dictarnos la Ley de Vida.
¡Bendito Sea El por habernos guiado y protegido a lo largo del camino de la vida!

jueves, 19 de febrero de 2009

Parashah Bo: Los Lazos Más Santos

Los Lazos Más Santos
B”H
Parashah Bo
Sábado 31 de Enero de 5769, que es el 6 de Shvat, que es el 28 de Tévet del año 5769 de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu-
De Malcah

Esta vez, Faraón va a ceder, porque hasta entonces y por mucho que se humillara cuando sus chulerías le salían mal, las plagas llegadas del Cielo afectaban más a su tierra y a su pueblo que a él personalmente, pero la muerte del primogénito le alcanza como a cualquiera de sus súbditos y sus gritos de dolor no difieren de los que profiere el más pobre de entre ellos. De momento cede. “¡Que se vayan los hebreos! ¡Que se vayan!”, pero no tarda en volver sobre su palabra. Ya conocemos su versatilidad y su mala fe. No comprende que ni sus pataleos, ni su ejército le van a servir para nada. A su ejército no lo respeta, lo utiliza de modo irresponsable y hace que sus miembros le acompañen hasta una muerte sin sentido en el Mar de los Juncos.
Loa hebreos, de todas formas, salen de Egipto, y no salen solos. Van con ellos muchos egipcios que se han convertido a la religión de Moshé y han pasado así a formar parte del Pueblo Elegido, porque la condición de Bnei Israel es asunto de corazón más que de herencia genética. A Faraón, su pueblo le tiene cierto miedo porque detenta el poder y, por lo tanto puede mostrarse cruel, incluso despiadado, pero el miedo no es el respeto, es lo contrario. Como lo hemos mencionado ya, ahora el amo de Egipto es Moshé a quien todos respetan.
Una cosa realmente llamativa es la repetida advertencia del Eterno a Moshé:”Voy a endurecer el corazón de Faraón”. Al leerla nos preguntamos si es posible que Hashem esté jugando con un ser humano, inspirándole de continuo actitudes negativas, evidentemente encaminadas a conducirle a su pérdida, cosa incompatible con la Bondad Divina, según estamos acostumbrados a concebirla. Pero, el Perfecto, en Su Unidad dispone de la severidad tanto como de la indulgencia. El mora en nosotros y nos da lo que ansía nuestro corazón. Faraón no acostumbra a escuchar los buenos impulsos de su corazón. Lo hemos comentado repetidamente y el texto de la Torah es elocuente al respeto. Faraón es la presa de sus caprichos, de su vanidad, de su egoísmo y de su prepotencia. Puede que sea un hombre de estado muy competente en todo lo que se refiere a la administración y a las relaciones exteriores, pero esta competencia profesional no obsta para que sea el enemigo de su pueblo. Sabemos que no cree en sus dioses. Es un materialista. Al despertarse por la mañana, pensará en sus placeres o en sus compromisos, en la mujer que quizás está compartiendo sus cama, en cualquier cosa, seria o fútil, pero no en Quien es el Supremos Hacedor Que el devuelve el gozo de su alma, porque, para él, el alma no existe. No agradece a nadie el haber recobrado la lucidez. No se concibe como la santa y amada criatura del Poder Absoluto. En el fondo, abrir los ojos a un nuevo día es como abrir las puertas del garaje para ir a la oficina, excepto que él es Su Majestad Imperial. Le llamarán mucho:”Hijo de tal o cual divinidad” pero esto no deja de ser algo desprovisto de sentido para él. Como se diría hoy en día, es marketing, publicidad, propaganda destinada a engañar al pueblo bobo y a adornar con un sucedáneo de poesía la opresión que le inflige. No obstante, la verdad es otra, es que con toda la parafernalia que le rodea, Faraón no tiene lazos con nada trascendental que le reconozca como hijo. El pobre bastardo a quien su padre biológico se niega a reconocer, sabe que, cruel, indiferente o ignorante de su existencia, este padre existe en algún lugar, porque la paternidad es un hecho que es imposible ignorar. El infeliz bastardo sabe que tiene padre.
Los materialistas son unos mutilados especialmente desgraciados porque creen ser el producto de la nada y estar destinados a la nada. No advierten su carencia espiritual. Suelen mofarse o compadecerse de quien, por elección o por imposición social, religiosa, fisiológica o anatómica se ve privado de vida sexual, pero no comprenden que esta persona es más favorecida que ellos, porque, aun estando privada de ella, sabe que la vida sexual existe de verdad, que no es ninguna elucubración de mentes endebles, incapaces de aceptar la realidad. El materialista, por el contrario, se cree un ser superior. Cuando tiene principios morales, que algunos los tienen y muy admirables, cree que los ha sacado de su razonamiento y no entiende que no es así. El razonamiento sólo le llevaría a buscar su interés en todos sus pensamientos y acciones. La nobleza no proviene de la razón, sino del corazón. La razón está al servicio del corazón y no lo contrario. Cuando Faraón aúlla de dolor por la muerte de su primogénito, su dolor no lo provoca la razón, lo provoca el corazón. Pero esto, a él le importa poco. De momento, sí, dice que se vayan los hebreos, pero no tarda en desdecirse, como hace siempre. No se enluta por su hijo, ni siquiera se venga, lo cual no sería ciertamente una actitud encomiable, pero revelaría amor paterno. No, él se pone furioso porque su prepotencia imperial ha sido victoriosamente desafiada. Este hombre no ama a nadie. Carece de lazos afectivos.
Como siempre, en la Torah, es el corazón el órgano principal, el que liga lo espiritual con lo biológico, dicho en otros términos, el alma con el cuerpo. Cuando el corazón deja de latir, la sangre, que es el vehículo de la vida, deja de circular, el alma abandona el cuerpo y la muerte se apodera de él. Recordemos los términos de la Shem´á:” Amarás al Eterno, tu Elohim”. Lo que exige Elohim es amor, y Faraón no sabe dar amor. Endurecer su corazón, es darle lo que él pide. Se parece a muchos hombres de todas las épocas, de la nuestra, en particular, porque el materialismo se ha extendido en la sociedad. No ve más allá de lo tangible, no tiene lazos con el Cielo. Al levantarse y al acostarse no se relaciona con ninguna fuerza superior y amorosa que sea origen de su vida y de su persona.
Es relevante señalar que la muerte del primogénito golpea a quienes no obedecen la orden impartida por Moshé a los hebreos de marcar las jambas y el dintel de las puertas con la sangre del cordero pascual. La sangre es la vida. Además esta marca de sangre era un horror para los egipcios. Hacerla suponía desvincularse de las pirámides que medían la distancia hacia el sol , un astro, un objeto que puede desaparecer del día a la mañana, sin acarrear en su despedida la aniquilación del alma humana que Hashem creó inmortal. La marca de sangre en las puertas era, por otra parte, una muestra de valor, porque el becerro era sagrado para los egipcios. Sacrificarlo era un crimen horrendo. Aquella marca de sangre representó, pues, la plena sunción de la identidad hebrea. El Ángel Exterminador no se detendría en las casas así señaladas, o sea en las casas cuyos moradores reconocían y proclamaban su vinculación con el Más Allá. Para los egipcios, el cordero era sagrado en tanto que animal, para los hebreos, lo santo era sacrificar y consumir el cordero según las instrucciones dadas por El Eterno. Esta ingestión significaba una relación, un lazo muy potente con la Voluntad Divina.
De esto se trata fundamentalmente en la parashah que estamos comentando: de lazos, de vínculos aceptados y reconocidos con gozo. Esta aceptación y este reconocimiento, el israelita deberá tenerlos presentes al levantarse y al acostarse, serán como señales sobre su mano y filacterias (Fajas frontales entre los ojos). Le recordarán sus lazos santos con su Creador, porque él no es fruto del azar sino del Amor Divino. El tiene alma.
¡Bendito Sea Hashem Que nos ordenó recordar Su Amor al levantarnos y nos indicó el modo de cumplir con esta mitzvah!

lunes, 9 de febrero de 2009

Mensaje para Tu Bishvat

Queridos Amigos, las dos palabras Tu Bishvat significan simplemente una fecha: el15 de Shvat, siendo shvat (o shevat) el nombre del mes en el que nos encontramos y "tu" la vocalización de las letras "tet" y "wav" que, juntas indican el nýumero 15, porque tet vale 9 y wav vale seis. No sde puede escribir el número 15 con las letras yod y he porque sería ortografiar una parte del Santo Tetragrama.
Pues bien, el día de Tu Bisvat señala el AñoNuevo de los Arboles. A partir de este día se les cuenta un año más. Sus raíces ya están llenas de agua, si no les resultará imposible sobrevivir. Esto significa que, aunque no lo veamos, porque exteriormente el árbol conserva su aspecto invernal, el proceso vital está en marcha. Debemos pensar que lo mismo nos ocurre a los seres humanos: Cuando parece que todo es invierno y desolación, en realidad el trabajo se está haciendo en las profundidades.La tradición es comer frutos secos, porque se han conservado y vienen del árbol que es símbolo de la vida.Os deseo un feliz Tu Bishvat y mucha tiqvah, mucha esperanza, porque la espereanza es lo que le da sun orientación a la vida. Quien la deja escapar se condena a la muerte en vida: Es lo que le ocurría al Faraon que se enfrentaba a Moshé. No creía en nada y nada esperaba. Murió ahogado en el Mar de los Juncos, persiguiendo a quienes envidiaban y admiraba, porque eran dueños de un tesoro que su incredulidad le vedaba. Una vez más;"Feliz Tu Bishvat". Malcah

domingo, 8 de febrero de 2009

Parashah Vaerá: El Descreído

El Descreído
B”H
Parashah Vaerá
De Malcah
Sábado 24 de Enero de 2009, que es el 28 de Tevet del año 5769 de la Creación del Mundo Por Haqadosh Baruj Hu

Cuando El Eterno encomienda a Moshé la misión de sacar a los Israelitas de Egipto, empieza por revelarle Su Santo Nombre, precisando que este Secreto no lo han conocido ni lo tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob. Con toda evidencia quiere que el profeta, el nabí, a quien va a encomendar la trascendental misión de sacar al Pueblo Elegido del cautiverio egipcio para conducirlo hasta Canaán, la Tierra Prometida, se sienta perfectamente seguro de que sus labios no profieren sino la Voluntad del Elohim. Moshé deberá estar lleno de entusiasmo, es decir estar literalmente poseído por el Todopoderoso. El conocimiento del Tetragrama y Su invocación le proporcionarán de continuo esta exaltación, a la vez espiritual, mental y afectiva que le permitirá vencer todos los obstáculos, porque ya no será un simple ser humano, sino el órgano de la Verdad Revelada
El conocimiento del Tetragrama inculca en el alma de Moshé la certeza de que todos sus actos tienen un significado, no sólo para él, lo cual sería una futilidad en un asunto religioso, sino para todo el pueblo al que deberá rescatar de la esclavitud. La libertad es asunto santo. El guía encargado de conducir hacia ella una colectividad sobrecogida y bastante recelosa, ha de ser un inspirado, insensible a los caprichos, las mañas y los ardides de sus adversarios. Esta colectividad son los israelitas, el pueblo hebreo sometido por los egipcios a una durísima servidumbre, mantiene una esperanza difusa, pero inextinguible, en el Eterno Que le ha prometido la liberación y el disfrute de una patria propia, aunque esto le parece más un hermoso sueño que se realizará en un futuro lejano que una expectativa razonable en el presente. De momento, le parece una quimera a no tener en cuenta en la vida cotidiana. Sin embargo, se irá poco a poco conmoviendo al comprobar que Moshé no le tiene ningún miedo al Faraón, ante quien se presenta, en repetidas ocasiones para reiterar su exigencia: que libere a los israelitas para que vayan a rezar al desierto. Desde luego, se cuida mucho de andarle contando que piensa sacarlos de Egipto, pero el monarca, que de engaños entiende, se lo imagina y le poner todos los obstáculos posibles, prohibiéndole que vayan las mujeres y los niños. La toma de rehenes no le parece una bajeza indigna de una testa coronada. Ahora, nos detendremos en analizar este comportamiento asombroso por parte de alguien que es heredero y sucesor de hombres sabios, conocidos por sus altos valores morales, pero, antes, hemos de insistir sobre un punto de gran importancia en las relaciones entre Moshé y su interlocutor.
Como yo sabemos, Moshé gozará en su comunicación, tanto con los Bnei -Israel, a menudo reacios a abandonar su rutina para lanzarse a una aventura que les asusta, como con el Faraón, dueño de Egipto y soberano más poderoso de la época, con la colaboración de su hermano Aharon que pronuncia en su lugar, con irreprochable elocución, las `palabras que él tartamudea.
Del Faraón a quien Moshé debe arrancar la liberación de los israelitas y que, por lo tanto, va a ser una pieza clave en la historia de nuestro pueblo, es de quien hemos de hablar ahora, porque es una figura que representa exactamente lo opuesto de nuestro profeta.
Sea cual sea su nombre, Ramsés o cualquier otro, no nos importa, porque la Torah no menciona su identidad. Es Faraón, el rey de Egipto. Domina el mayor imperio de la época y está rodeado de una corte tan aduladora como numerosa, de un aparato administrativo muy eficaz y de magos mañosos y parlanchines, que le deslumbran con sus artimañas y le cuentan lo que quiere oír: Los paga él ¡no van a contrariarle! También dispone de excelentes científicos que diseñan tumbas gigantescas cuya geometría rinde pleitesía a las medidas cósmicas y que son construidas por el dolor de los esclavos. A los hebreos, les toca fabricar los ladrillos para la edificación de estas tumbas colosales que son las pirámides y cuyas medidas están calculadas en función de la distancia que las separa del sol y por las cuales Faraón siente un apasionado apego. Mientras Moshé actúa movido por el fuego interior de la fe en el Todopoderoso que le inspira, Faraón vuelca sus ansias de eternidad en la relación con un astro, un objeto que, al fin y al cabo, puede desaparecer del día a la mañana y con el que es imposible comunicarse con el corazón. Moshé nunca utiliza la fuerza.
Faraón es materialista. No cree en sus dioses. Nunca los invoca cuando está en la zozobra, suplica la indulgencia de Moshé a quien trata entonces con suma veneración, pero cuando se le pasa el susto, vuelve a su arrogancia: Es alguien versátil e inconsistente. Por esto es muy peligroso. Su maldad y su versatilidad van a permitir que Moshé se configure a los ojos de los egipcios como el auténtico detentor del poder. Nos lo dice el texto: Moshé era grande a los ojos de los egipcios. Cuanto más duraba el proceso que culminaría con la liberación de los Bnei-Israel, más aumentaba el prestigio de nuestro nabí que se convirtió en el amo espiritual de Egipto. Esto hizo posible la huída de los hebreos, que no se hubiera podido llevar a cabo sin la simpatía del pueblo huésped.
Nuestro gran Nabí , a cada plaga que asolaba Egipto se hacía más grande a los ojos de un pueblo que constataba a diario que la fuerza espiritual es mayor que la de los ejércitos, de la administración y de un monarca caprichoso, cuyos consejeros, preocupados por el estado de la economía, acaban censurando.
Es esta una de la mayores lecciones del enfrentamiento entra el guía espiritual, que no dispone de la fuerza militar, ni de ninguna administración, pero cuyo poder reside en el carisma y la confianza en el Eterno que le dice, a cada momento: “No temas, Yo endurezco del corazón de Faraón”: Este último, que tan independiente se cree, está sometido a la Sublime Voluntad de Quien Es el Creador de todo lo existente, cosmos incluido.
¡Bendito Sea para siempre jamás, Hashem que nos legó el relato del Exodo!